Les cuento un un poco en qué anda el trabajo ahora. No me acuerdo si comenté en algún lugar que ahora tengo un horno eléctrico. La temperatura de quema es la misma pero los resultados son muy diferentes. Muy pocos de los esmaltes con los que trabajaba antes me dieron resultados dignos por lo tanto tuve que ponerme a reformular todo. Es muchísimo trabajo, especialmente porque es a base de prueba y error. Cada hipótesis la pongo en una fórmula y después tengo que llenar un horno de preguntas (o de otras piezas) lo que me puede llevar un mes entero. Un trabajo de hormiga.

Empiezo a obtener los primeros resutados satisfactorios. He hecho cientos de pruebas, cada una en una tacita. Tengo muchísimas tacitas que por más que venda y regale siguen siendo muchísimas. Aproximadamente un tercio sale bien la primera vez, lo que quiere decir la respuesta a la fórmula es sí. Pero como soy muy exigente, el 80% del sí es casi sí. O sea, pregunto de nuevo, ajusto textura o color y aprovecho para probar qué pueden ofrecer en combinación con otros esmaltes. Voy bien pero despacio. Elegí este rumbo con criterios estéticos y pragmáticos.
Estoy trabajando ahora en una serie de esmaltes que usan ceniza como ingrediente principal. Ceniza de asado-fogón-salamandra-hueso. La que consiga. Por suerte está llegando el invierno. Varios amig@s están alertas y de vez en cuando me regalan una/s bolsita/s llena/s de ceniza.
Aquí, parte de mi paleta.

No comments:
Post a Comment